fumando estás poniendo en serio peligro tu vida e incluso la de tu compañero de buceo
cada vez que te metes en el mar.
cada vez que te metes en el mar.
Todos los que hemos asistido a un curso de buceo sabemos de la importancia de los pulmones y el sistema circulatorio en nuestro deporte, en el que el hecho de asegurar un aporte máximo de oxígeno a nuestro organismo es vital en determinadas condiciones de esfuerzo, teniendo en cuenta que nuestros recursos bajo la superficie del mar están limitados al no ser éste nuestro medio natural.
La sangre es la encargada de transportar el oxígeno del aire respirado hasta los músculos y el sistema nervioso, por lo que se convierte en parte esencial de la vida. Los glóbulos rojos son como pequeñas camionetas de reparto, en cantidad de varios millones por centímetro cúbico de sangre, que recogen el oxígeno
de nuestros pulmones y lo llevan hacia las células del cuerpo, que les devuelven a
cambio ciertas cantidades de dióxido de carbono (CO2).
Los efectos indeseados del tabaco en un buceador comienzan por la hiperventilación de nuestros pulmones y lo llevan hacia las células del cuerpo, que les devuelven a
cambio ciertas cantidades de dióxido de carbono (CO2).
y el cansancio. Ocasionalmente pueden darse casos de problemas de sobrepresión
pulmonar en casos graves incluso una embolia gaseosa.
Lo peor de todo es que la mayor parte de estos efectos tan solo se descubren cuando
ya es demasiado tarde y tenemos que efectuar un gran esfuerzo para nadar contra una
corriente que nos arrastra o en situaciones de peligro similares, y podemos llegar a vernos sobrepasados por las circunstancias.
Conforme el buceador fuma, el monóxido de carbono va penetrando en el organismo, y se va combinando a la hemoglobina (proteína encargada de transportar el oxígeno dentro de los glóbulos rojos), 210 veces más rápido y con mayor afinidad de lo que sucedería con la molécula de oxígeno. Se necesitan entre 10 y 12 horas después de fumar para que el intercambio de gases se realice con normalidad, por lo que los buceadores que fuman deberían abstenerse de hacerlo al menos en los momentos previos y posteriores de sus inmersiones.
Las moléculas de carboxihemoglobina (HbCO) son muy estables e incapaces de transportar el oxígeno y presentan una coloración más roja de lo normal. De aquí se explica cómo en intoxicaciones serias, la sangre contaminada sea muy visible al fluir a través de capilares de uñas y labios que están situados muy superficialmente en la dermis. El fuerte enlace de la Hb y el CO produce un déficit de la concentración de oxígeno a nivel de los tejidos y de las células. Asimismo, los científicos han determinado que al fumar se eleva la concentración de CO en la sangre de 3 a 12 veces, por lo que la circulación aumenta para que los glóbulos rojos
o hematíes no contaminados sean capaces de compensar las necesidades del organismo
elevando el ritmo cardiaco (hasta un 30% su valor estándar), y la presión sanguínea.
Fumar antes de entrar en el agua, y sólo ya con la primera calada, provoca una importante
constricción de los vasos sanguíneos reduciendo el aporte de sangre al corazón. Esta situación
puede suponer un riesgo en el caso de que el buceador tenga que aletear una cierta distancia o
realizar una actividad que suponga un esfuerzo. Igualmente, se ha postulado de forma lógica aunque
no está actualmente demostrado, que fumar antes y después de la inmersión ocasionaría importantes alteraciones en la eliminación del nitrógeno, y por tanto, se multiplicaría el riesgo de sufrir un accidente
de descompresión.
También al fumar se irritan las vías respiratorias intensificándose las secreciones de las glándulas
mucosas, que en determinadas circunstancias potencian la posibilidad de espasmos u obstrucciones
de pequeños conductos, que en definitiva podrían desembocar en algún tipo de barotrauma.
Fumar tabaco es una práctica nociva muy extendida que también afecta a todos aquellos que no
fuman ni quieren hacerlo pasivamente. El buceador fumador debería ser consciente de este hecho
antes de encenderse un cigarro en las instalaciones o barcos de los centros de buceo.
Las moléculas de carboxihemoglobina (HbCO) son muy estables e incapaces de transportar el oxígeno y presentan una coloración más roja de lo normal. De aquí se explica cómo en intoxicaciones serias, la sangre contaminada sea muy visible al fluir a través de capilares de uñas y labios que están situados muy superficialmente en la dermis. El fuerte enlace de la Hb y el CO produce un déficit de la concentración de oxígeno a nivel de los tejidos y de las células. Asimismo, los científicos han determinado que al fumar se eleva la concentración de CO en la sangre de 3 a 12 veces, por lo que la circulación aumenta para que los glóbulos rojos
o hematíes no contaminados sean capaces de compensar las necesidades del organismo
elevando el ritmo cardiaco (hasta un 30% su valor estándar), y la presión sanguínea.
Fumar antes de entrar en el agua, y sólo ya con la primera calada, provoca una importante
constricción de los vasos sanguíneos reduciendo el aporte de sangre al corazón. Esta situación
puede suponer un riesgo en el caso de que el buceador tenga que aletear una cierta distancia o
realizar una actividad que suponga un esfuerzo. Igualmente, se ha postulado de forma lógica aunque
no está actualmente demostrado, que fumar antes y después de la inmersión ocasionaría importantes alteraciones en la eliminación del nitrógeno, y por tanto, se multiplicaría el riesgo de sufrir un accidente
de descompresión.
También al fumar se irritan las vías respiratorias intensificándose las secreciones de las glándulas
mucosas, que en determinadas circunstancias potencian la posibilidad de espasmos u obstrucciones
de pequeños conductos, que en definitiva podrían desembocar en algún tipo de barotrauma.
Fumar tabaco es una práctica nociva muy extendida que también afecta a todos aquellos que no
fuman ni quieren hacerlo pasivamente. El buceador fumador debería ser consciente de este hecho
antes de encenderse un cigarro en las instalaciones o barcos de los centros de buceo.
DAN, organización dedicada al estudio de la seguridad y la salud de los buceadores, lleva años realizando análisis sobre el impacto del tabaco en los buceadores. Uno de los aspectos más llamativos fue descubrir cómo afecta el humo del tabaco en buceadores que habían sufrido enfermedad descompresiva. En un estudio iniciado en 2007 con la participación de más de 4.000 buceadores fumadores que habrían sufrido este síndrome, descubrieron que los daños
neurológicos eran más severos entre los fumadores, sobre todo entre los
fumadores de más de 20 cigarrillos diarios. Fumar no está directamente relacionado
con provocar más enfermedades de descompresión, pero si lo sufres y fumas,
es más posible que tengas daños graves.
neurológicos eran más severos entre los fumadores, sobre todo entre los
fumadores de más de 20 cigarrillos diarios. Fumar no está directamente relacionado
con provocar más enfermedades de descompresión, pero si lo sufres y fumas,
es más posible que tengas daños graves.
ALCOHOL
Cada vez que damos un nuevo curso de Buceo, la mayoría
reacciona a la recomendación de no beber bebidas alcohólicas ni antes ni
después de bucear. Y es que a mucho les gusta con el calor de la playa
tomarse al menos unas cervecitas.
Aquí les explicamos porque alcohol y buceo no son buenos
compañeros…
Si ya en condiciones normales el alcohol y las
drogas producen alteraciones del estado mental y físico del individuo, los
riesgos de accidente se incrementan vertiginosamente en el caso de buceadores
que practican submarinismo habiendo consumido alguna sustancia de este tipo
antes de entrar en el agua.
Existen estadísticas confiables que indican que
un 49 por ciento de los buzos que han padecido de algún tipo de accidente o
lesiones motivadas por una inadecuada descompresión , habían ingerido bebidas
alcóholicas en las 24 horas previas a la inmersión
En la exanimación de más de 15 estudios sobre los
efectos del alcohol sobre el rendimiento se comprobó que el alcohol estuvo
relacionado en aproximadamente el 50 por ciento de todos los accidentes en las
personas en edad legal para beber. En el libro Diving and Subaquatic
Medicine (Buceo y Medicina Subacuática, de Edmond Cc, et al. 2002) los
autores señalan que el alcohol se asocia hasta un máximo del 80 por ciento de
todos los ahogamientos en adultos masculinos.
Que causa:
El alcohol causa depresión en el sistema
nervioso central, causando el deterioro en la capacidad de
discernimiento y reduce el tiempo de reacción y coordinación. A menudo el
individuo ni siquiera es consciente del grado de deterioro
Reducción de los niveles de glucemia. La
concentración de azúcar en nuestro organismo disminuye y las células del tejido
nervioso, que sólo pueden utilizar azúcar en forma de glucosa, no disponen de
ella. Por esto, el alcohol produce reducción de la capacidad de concentración.
Potencia los efectos de la narcosis de
nitrógeno. El buceador es más susceptible a sufrir algún
accidente por incapacidad de percepción de situaciones o actos peligrosos
Lleva un tiempo para que el alcohol se metabolice
y desaparezcan sus efectos. M. W. Perrine y sus colegas estudiaron un grupo de
buceadores experimentados y el impacto del consumo de alcohol en su desempeño.
Su investigación comprobó que la capacidad de llevar a cabo habilidades en una
inmersión estuvo significativamente comprometida con una concentración de
alcohol en sangre (alcoholemia, o BAC) del 0.04 por ciento, lo que puede ser
alcanzado por un hombre de unos 80 kilos (aprox 180 lb), que consume una lata
de cerveza (340 ml) en una hora con el estómago vacío. El estudio también
afirmó que, incluso, un nivel bajo de alcohol en sangre puede reducir la
comprensión de la situación y las inhibiciones protectoras.
Beber dos copas antes de una inmersión a 30
metros , produce el mismo efecto que una inmersión a 60 metros sin haber
bebido, esto hace que los problemas de narcosis de Nitrógeno puedan ocurrir a
menor profundidad.
Diuresis. La pérdida de
líquidos produce fenómenos de deshidratación que potencian los riesgos de
padecer enfermedad descompresiva.
El cuerpo para poder metabolizar el alcohol, lo
que hace es absorber el agua que tenemos retenida en nuestro cuerpo. A mayor
cantidad de alcohol que hay que metabolizar, mayor cantidad de agua, de ahí el
riesgo de deshidratarse cuando se bebe alcohol antes de bucear. Por eso es
también es muy importante beber mucha agua antes y después de bucear. Una
pérdida de agua de un 2% reduce nuestra capacidad física en un 20% y las
pérdidas de sales a su vez, reducen nuestro rendimiento muscular. El cansancio
es también un factor de riesgo en accidentes por descompresión. Además la reducción
del volumen de plasma sanguíneo contribuye a ralentizar la absorción de
nitrógeno tras la inmersión, pudiendo dar lugar a un problema de enfermedad
descompresiva.
Vasodilatación. El alcohol
produce dilatación de los vasos sanguíneos favoreciendo la pérdida de calor del
cuerpo, lo que facilita la aparición de un cuadro de hipotermia. Cuando hacemos
inmersión, las venas capilares, repartidas por toda la piel, se contraen para
evitar la pérdida del calor corporal, especialmente de brazos y piernas. El alcohol
tiene el efecto opuesto, hace que las venas se dilaten, por lo que el flujo de
sangre que las atraviesa es mayor, como lo es la pérdida de calor
correspondiente.
Vasoconstricción. Al
reducirse el diámetro de los vasos, se produce un aumento en la presión
arterial.
Los científicos han demostrado que la cantidad de
oxígeno que consumen nuestros músculos es mayor cuando se ha bebido. Esto se
traduce en una respiración más rápida y, por lo tanto, menor duración del aire
de la botella.
Un consumo reciente de alcohol (junto con el
mareo, diarrea del viajero, excesiva sudoración, diuréticos y el aire del
avión) es una causa potencial de deshidratación en los buceadores. La
deshidratación, particularmente cuando es severa, es un factor potencial de
riesgo en la enfermedad descompresiva (EDC). El bucear también puede contribuir
a la pérdida de fluidos a través de la respiración de aire seco y la diuresis
causada por la inmersión y el frío.
Algunos de los síntomas de la deshidratación,
tales como la fatiga o la somnolencia, pueden imitar a la enfermedad
descompresiva (EDC), dando lugar a una posible confusión en el diagnóstico
diferencial.
La ingestión de alcohol puede aumentar los
efectos de la narcosis de nitrógeno. Debido a la disminución de las habilidades
para resolver problemas, elevados niveles de alcohol en sangre (BAC) junto con
una potencial deshidratación y sumado a los conocidos efectos narcóticos del
nitrógeno, la sumatoria de todos estos efectos pueden dar como resultado
accidentes que de otro modo podrían ser perfectamente evitables.
Si el alcohol es consumido antes o después de una
inmersión altera la fisiología a favor de la enfermedad de la
descompresión. Antes de una inmersión, inclusive en relativas pequeñas
cantidades, tiende a acelerar la circulación y puede provocar que la
sangre acarree una mayor cantidad de nitrógeno a los tejidos durante la
inmersión. Después de una inmersión, dilata los vasos capilares, lo que
es posible que incremente la velocidad de liberación del nitrógeno y que contribuya
en la formación de burbujas.
Fuente: Alert
Diver