jueves, 12 de febrero de 2015

TABACO - ALCOHOL & BUCEO

TABACO
fumando estás poniendo en serio peligro tu vida e incluso la de tu compañero de buceo 
cada vez que te metes en el mar. 


Todos los que hemos asistido a un curso de buceo sabemos de la importancia de los pulmones y el sistema circulatorio en nuestro deporte, en el que el hecho de asegurar un aporte máximo de oxígeno a nuestro organismo es vital en determinadas condiciones de esfuerzo, teniendo en cuenta que nuestros recursos bajo la superficie del mar están limitados al no ser éste nuestro medio natural.
La sangre es la encargada de transportar el oxígeno del aire respirado hasta los músculos y el sistema nervioso, por lo que se convierte en parte esencial de la vida. Los glóbulos rojos son como pequeñas camionetas de reparto, en cantidad de varios millones por centímetro cúbico de sangre, que recogen el oxígeno 
de nuestros pulmones y lo llevan hacia las células del cuerpo, que les devuelven a 
cambio ciertas cantidades de dióxido de carbono (CO2).
Los efectos indeseados del tabaco en un buceador comienzan por la hiperventilación 
y el cansancio. Ocasionalmente pueden darse casos de problemas de sobrepresión 
pulmonar en casos graves incluso una embolia gaseosa.
Lo peor de todo es que la mayor parte de estos efectos tan solo se descubren cuando 
ya es demasiado tarde y tenemos que efectuar un gran esfuerzo para nadar contra una 
corriente que nos arrastra o en situaciones de peligro similares, y podemos llegar a vernos sobrepasados por las circunstancias.
Conforme el buceador fuma, el monóxido de carbono va penetrando en el organismo, y se va combinando a la hemoglobina (proteína encargada de transportar el oxígeno dentro de los glóbulos rojos), 210 veces más rápido y con mayor afinidad de lo que sucedería con la molécula de oxígeno. Se necesitan entre 10 y 12 horas después de fumar para que el intercambio de gases se realice con normalidad, por lo que los buceadores que fuman deberían abstenerse de hacerlo al menos en los momentos previos y posteriores de sus inmersiones.
Las moléculas de carboxihemoglobina (HbCO) son muy estables e incapaces de transportar el oxígeno y presentan una coloración más roja de lo normal. De aquí se explica cómo en intoxicaciones serias, la sangre contaminada sea muy visible al fluir a través de capilares de uñas y labios que están situados muy superficialmente en la dermis. El fuerte enlace de la Hb y el CO produce un déficit de la concentración de oxígeno a nivel de los tejidos y de las células. Asimismo, los científicos han determinado que al fumar se eleva la concentración de CO en la sangre de 3 a 12 veces, por lo que la circulación aumenta para que los glóbulos rojos
o hematíes no contaminados sean capaces de compensar las necesidades del organismo
elevando el ritmo cardiaco (hasta un 30% su valor estándar), y la presión sanguínea.
Fumar antes de entrar en el agua, y sólo ya con la primera calada, provoca una importante
constricción de los vasos sanguíneos reduciendo el aporte de sangre al corazón. Esta situación
puede suponer un riesgo en el caso de que el buceador tenga que aletear una cierta distancia o
realizar una actividad que suponga un esfuerzo. Igualmente, se ha postulado de forma lógica aunque
no está actualmente demostrado, que fumar antes y después de la inmersión ocasionaría importantes alteraciones en la eliminación del nitrógeno, y por tanto, se multiplicaría el riesgo de sufrir un accidente
de descompresión.
También al fumar se irritan las vías respiratorias intensificándose las secreciones de las glándulas
mucosas, que en determinadas circunstancias potencian la posibilidad de espasmos u obstrucciones
de pequeños conductos, que en definitiva podrían desembocar en algún tipo de barotrauma.
Fumar tabaco es una práctica nociva muy extendida que también afecta a todos aquellos que no
fuman ni quieren hacerlo pasivamente. El buceador fumador debería ser consciente de este hecho
antes de encenderse un cigarro en las instalaciones o barcos de los centros de buceo.

DAN, organización dedicada al estudio de la seguridad y la salud de los buceadores, lleva años realizando análisis sobre el impacto del tabaco en los buceadores. Uno de los aspectos más llamativos fue descubrir cómo afecta el humo del tabaco en buceadores que habían sufrido enfermedad descompresiva. En un estudio iniciado en 2007 con la participación de más de 4.000 buceadores fumadores que habrían sufrido este síndrome, descubrieron que los daños 
neurológicos eran más severos entre los fumadores, sobre todo entre los 
fumadores de más de 20 cigarrillos diarios. Fumar no está directamente relacionado 
con provocar más enfermedades de descompresión, pero si lo sufres y fumas,  
es más posible que tengas daños graves.




 ALCOHOL


Cada vez que damos un nuevo curso de Buceo, la mayoría reacciona a la recomendación de no beber bebidas alcohólicas ni antes ni después de bucear.  Y es que a mucho les gusta con el calor de la playa tomarse al menos unas cervecitas.
Aquí les explicamos porque alcohol y buceo no son buenos compañeros…
Si ya en condiciones normales el alcohol y las drogas producen alteraciones del estado mental y físico del individuo, los riesgos de accidente se incrementan vertiginosamente en el caso de buceadores que practican submarinismo habiendo consumido alguna sustancia de este tipo antes de entrar en el agua.
Existen estadísticas confiables que indican que un 49 por ciento de los buzos que han padecido de algún tipo de accidente o lesiones motivadas por una inadecuada descompresión , habían ingerido bebidas alcóholicas en las 24 horas previas a la inmersión
En la exanimación de más de 15 estudios sobre los efectos del alcohol sobre el rendimiento se comprobó que el alcohol estuvo relacionado en aproximadamente el 50 por ciento de todos los accidentes en las personas en edad legal para beber. En el libro Diving and Subaquatic Medicine (Buceo y Medicina Subacuática, de Edmond Cc, et al. 2002) los autores señalan que el alcohol se asocia hasta un máximo del 80 por ciento de todos los ahogamientos en adultos masculinos.
Que causa:
El alcohol causa depresión en el sistema nervioso central, causando el deterioro en la capacidad de discernimiento y reduce el tiempo de reacción y coordinación. A menudo el individuo ni siquiera es consciente del grado de deterioro
Reducción de los niveles de glucemia. La concentración de azúcar en nuestro organismo disminuye y las células del tejido nervioso, que sólo pueden utilizar azúcar en forma de glucosa, no disponen de ella. Por esto, el alcohol produce reducción de la capacidad de concentración.
Potencia los efectos de la narcosis de nitrógeno. El buceador es más susceptible a sufrir algún accidente por incapacidad de percepción de situaciones o actos peligrosos
Lleva un tiempo para que el alcohol se metabolice y desaparezcan sus efectos. M. W. Perrine y sus colegas estudiaron un grupo de buceadores experimentados y el impacto del consumo de alcohol en su desempeño. Su investigación comprobó que la capacidad de llevar a cabo habilidades en una inmersión estuvo significativamente comprometida con una concentración de alcohol en sangre (alcoholemia, o BAC) del 0.04 por ciento, lo que puede ser alcanzado por un hombre de unos 80 kilos (aprox 180 lb), que consume una lata de cerveza (340 ml) en una hora con el estómago vacío. El estudio también afirmó que, incluso, un nivel bajo de alcohol en sangre puede reducir la comprensión de la situación y las inhibiciones protectoras.
Beber dos copas antes de una inmersión a 30 metros , produce el mismo efecto que una inmersión a 60 metros sin haber bebido, esto hace que los problemas de narcosis de Nitrógeno puedan ocurrir a menor profundidad.
Diuresis. La pérdida de líquidos produce fenómenos de deshidratación que potencian los riesgos de padecer enfermedad descompresiva.
El cuerpo para poder metabolizar el alcohol, lo que hace es absorber el agua que tenemos retenida en nuestro cuerpo. A mayor cantidad de alcohol que hay que metabolizar, mayor cantidad de agua, de ahí el riesgo de deshidratarse cuando se bebe alcohol antes de bucear. Por eso es también es muy importante beber mucha agua antes y después de bucear. Una pérdida de agua de un 2% reduce nuestra capacidad física en un 20% y las pérdidas de sales a su vez, reducen nuestro rendimiento muscular. El cansancio es también un factor de riesgo en accidentes por descompresión. Además la reducción del volumen de plasma sanguíneo contribuye a ralentizar la absorción de nitrógeno tras la inmersión, pudiendo dar lugar a un problema de enfermedad descompresiva.
Vasodilatación. El alcohol produce dilatación de los vasos sanguíneos favoreciendo la pérdida de calor del cuerpo, lo que facilita la aparición de un cuadro de hipotermia. Cuando hacemos inmersión, las venas capilares, repartidas por toda la piel, se contraen para evitar la pérdida del calor corporal, especialmente de brazos y piernas. El alcohol tiene el efecto opuesto, hace que las venas se dilaten, por lo que el flujo de sangre que las atraviesa es mayor, como lo es la pérdida de calor correspondiente.
Vasoconstricción. Al reducirse el diámetro de los vasos, se produce un aumento en la presión arterial.
Los científicos han demostrado que la cantidad de oxígeno que consumen nuestros músculos es mayor cuando se ha bebido. Esto se traduce en una respiración más rápida y, por lo tanto, menor duración del aire de la botella.
Un consumo reciente de alcohol (junto con el mareo, diarrea del viajero, excesiva sudoración, diuréticos y el aire del avión) es una causa potencial de deshidratación en los buceadores. La deshidratación, particularmente cuando es severa, es un factor potencial de riesgo en la enfermedad descompresiva (EDC). El bucear también puede contribuir a la pérdida de fluidos a través de la respiración de aire seco y la diuresis causada por la inmersión y el frío.
Algunos de los síntomas de la deshidratación, tales como la fatiga o la somnolencia, pueden imitar a la enfermedad descompresiva (EDC), dando lugar a una posible confusión en el diagnóstico diferencial.
La ingestión de alcohol puede aumentar los efectos de la narcosis de nitrógeno. Debido a la disminución de las habilidades para resolver problemas, elevados niveles de alcohol en sangre (BAC) junto con una potencial deshidratación y sumado a los conocidos efectos narcóticos del nitrógeno, la sumatoria de todos estos efectos pueden dar como resultado accidentes que de otro modo podrían ser perfectamente evitables.
Si el alcohol es consumido antes o después de una inmersión altera la fisiología a favor de la enfermedad de la descompresión.  Antes de una inmersión, inclusive en relativas pequeñas cantidades, tiende a acelerar la circulación  y puede provocar que la sangre acarree una mayor cantidad de nitrógeno a los tejidos durante la inmersión.  Después de una inmersión, dilata los vasos capilares, lo que es posible que incremente la velocidad de liberación del nitrógeno y que contribuya en la formación de burbujas.
Fuente: Alert Diver