
El 80% del comercio mundial se realiza por vía marítima, en los enormes contenedores que pasan a convertirse en remolques de los caminos. Cada año 200 millones de contenedores viajan por los mares del mundo, y se calcula que en un momento dado hay entre 6 y 8 millones de contenedores camino de algún puerto y cada hora uno de ellos cae al agua, de modo que 10.000 de ellos acaban cada año en el lecho marino. ¿Un desastre ecológico? Desde luego…pero no siempre.
En febrero de 2004, el barco de mercancías taiwanés Med Taipei navegaba frente a las costas de California cuando un fuerte temporal soltó 24 de sus contenedores en cubierta y lanzó 15 de ellos al mar. Cuatro meses después, los científicos del Acuario de la Bahía de Monterrey (MBARI) realizaban una inspección rutinaria del fondo del océano con un vehículo robótico cuando localizaron uno de estos contenedores a 1.300 metros de profundidad.


Los investigadores también han observado cambios en el entorno más cercano del contenedor, donde se da una concentración de depredadores inusual y ha descendido la diversidad de especies. En esta zona aparecen caracoles del género Neptunea y algunos tipos de cangrejos y escasean otras especies de animales filtradores que sí son frecuentes en esta profundidad.
El contenedor, resume el estudio, ha provocado cambios al proveer de una superficie a especies que necesitan adherirse, se ha convertido en unobstáculo para las corrientes locales, ha atraído a más depredadores y puede ser un posible foco de materiales tóxicos. Por fortuna, los 1.159 neumáticos de coche que hay en su interior no han salido al exterior, lo que habría provocado un efecto mayor. Cada año se vierten al mar miles de contenedores como éste (algunas fuentes estiman que unos 10.000) y muchos de ellos contienen sustancias más peligrosas, como batería so pesticidas, lo que tiene un impacto mucho mayor en el ambiente.
Los científicos creen que las rutas marítimas por las que circulan estos grandes mercantes podrían estar sufriendo un gran impacto ecológico por estos vertidos. Algunos de los efectos, advierten, podrían tardar en aparecer décadas, y debido a sus característicaspueden tardar siglos en desaparecer.

Lo cual no quiere decir que la pérdida de contenedores sea necesariamente positiva. Aproximadamente una décima parte de los contenedores contienen materiales tóxicos para la vida marina, lo que ha llevado a los científicos a examinar la propia industria naval para conocer el impacto ecológico de estas pérdidas: “Estos contenedores van a estar cientos, si no miles de años, yaciendo en el fondo de los océanos”, sostiene Andrew DeVogelaere, del Santuario Marino de la Bahía de Monterrey.
Cada vez son más frecuentes las “mareas” de productos perdidos en el mar. En 2007, los habitantes de la isla Terschelling se entretuvieron emparejando algunas de las decenas de miles de zapatillas que llegaron a sus costras, tras la pérdida de 22 contenedores de un barco mercante. Más conocido es el naufragio de 29.000 patitos de goma que recorrieron los mares del mundo desde 1992 a 2004, colaborando involuntariamente al estudio de las corrientes marinas.