martes, 9 de diciembre de 2014

La ciudad de Alejandría desapareció bajo el mar víctima de su propia grandeza




La llamada Ciudad de los Mil Palacios, fundada por Alejandro Magno, y otras legendarias ciudades de la región canópica de Egipto se hundieron en el agua y el fango porque el suelo no soportó el enorme peso de los suntuosos templos y edificios de aquél momento, incluyendo el Palacio de Cleopatra, situado en el mítico Portus Magnus de Alejandría, el mayor instrumento de poder que había en el mundo en aquél momento.
Así lo explicó a elmundo.es el arqueólogo submarino Franck Goddio, descubridor de estas ciudades sumergidas en la Bahía de Abukir, en el norte de Egipto. Franck Goddio, que desde 1992 dirige los trabajos arqueológicos de ciudades sumergidas como Canopo, Heraclion y Alejandría, ha venido a España para preparar la llegada a Madrid de más de 500 piezas arqueológicas recuperadas en estos últimos 15 años por su equipo de la Bahía de Abukir, y que se exhibirán, a partir del 16 de abril, en la exposición 'Tesoros sumergidos de Egipto', que acogerá el Matadero Legazpi Madrid.
El arqueólogo submarino explicó en una entrevista concedida a este periódico que antes de que los desastres naturales (maremotos y 'tsunamis') cambiaran el perfil de las costas del Norte de Egipto, allá por el año 303 A.C. las ciudades que se localizaban en esta región africana fueron víctimas del llamado «fenómeno de liquefacción» y los enormes y pesados templos y palacios provocaron que el suelo se abriera y se los tragara literalmente.
«El lodo del Nilo está compuesto por cristales que, a su vez, contienen agua dentro. Si se ejerce una presión muy grande sobre esta superficie, los cristales se juntan y dejan escapar esa agua que, en una fracción de segundos, es evacuada provocando que la tierra pierda entre el 50 y 60% de su volumen, por lo que todo lo que esté construido sobre este suelo se viene abajo», indicó Goddio.
Los palacios y templos que han encontrado Goddio y sus submarinistas en las oscuras y contaminadas aguas de la Bahía de Abukir son los más grandes que se construyeron nunca en Egipto. «Eran obras colosales. El peso de estos edificios y el desplazamiento del agua hicieron que ciudades como Heraclion, Canopo y el Portus Magnus de Alejandría se hundieran. La monumentalidad de estas construcciones fueron la causa de su hundimiento», señaló el célebre arqueólogo francés.
En cuanto a otro de los mitos de estas ciudades, el fabuloso Faro de Alejandría, y que el equipo de Goddio ha buscado sin descanso en estos últimos 15 años, el arqueólogo francés ha llegado a la conclusión de que lo único que queda de esta construcción es el mito. «Ya no buscamos el faro. Hemos parado las prospecciones geofísicas, ya que los restos del faro no están bajo estas agua, ni en ningún otro sitio», explicó. Goddio está convencido de que el legendario faro de más de 150 metros de altura del que habla la historia, fue destruido en varias ocasiones antes de que se cayera por última vez. «El faro que se cayó en el siglo XIV no tiene nada que ver con el que veía la reina Cleopatra desde su palacio».
Franck Goddio es una celebridad en el mundo de la arqueología. En 1984, casi de la noche a la mañana este elegante caballero francés pasó de ser el asesor de presidentes de gobierno a cuenta de la ONU, a convertirse en el Indiana Jones de la arqueología subacuática. Tras descubrir importantes e históricos pecios en varios lugares del mundo, como el galeón San Diego en aguas de Filipinas, en 1992, el Gobierno egipcio le encomendó la misión de encontrar los restos de la ciudad sumergida de Alejandría. Desde entonces, junto a un equipo de expertos buceadores, ingenieros y arqueólogos, ha conseguido rescatar del fango del Nilo más de 18.000 objetos, algunos de ellos de incalculable valor.
«No se puede señalar a una de estas piezas como la más valiosa, ya que todas son muy importantes para la historia, el arte o la arqueología, como la estatua de la reina Arsinoe II, que es una de las pieza artísticas más importantes del mundo. También hemos encontrado una estela negra, intacta, en la ciudad de Heraclion, que resuelve un antiguo enigma de hace más de 2000 años y demuestra que las míticas ciudades de Tonis y Heraclion eran la misma cosa: Tonis es el nombre en egipcio y Heraclion, en griego», indicó.