
La llamada Ciudad de los Mil Palacios, fundada por
Alejandro Magno, y otras legendarias ciudades de la región canópica de Egipto
se hundieron en el agua y el fango porque
el suelo no soportó el enorme peso
de los suntuosos templos y edificios de aquél momento, incluyendo el
Palacio de Cleopatra, situado en el mítico Portus Magnus de Alejandría, el
mayor instrumento de poder que había en el mundo en aquél momento.
Así lo explicó a elmundo.es el arqueólogo submarino Franck Goddio,
descubridor de estas ciudades sumergidas en la Bahía de Abukir, en el norte de
Egipto. Franck Goddio, que desde 1992 dirige los trabajos arqueológicos de
ciudades sumergidas como Canopo, Heraclion y Alejandría, ha venido a España
para preparar la llegada a Madrid de
más de 500 piezas arqueológicas
recuperadas en estos últimos 15 años por su equipo de la Bahía de
Abukir, y que se exhibirán, a partir del 16 de abril, en la exposición 'Tesoros
sumergidos de Egipto', que acogerá el Matadero Legazpi Madrid.

El arqueólogo submarino explicó en una entrevista concedida a este periódico
que antes de que los desastres naturales (maremotos y 'tsunamis') cambiaran el
perfil de las costas del Norte de Egipto, allá por el año 303 A.C. las ciudades
que se localizaban en esta región africana fueron
víctimas del llamado
«fenómeno de liquefacción» y los enormes y pesados templos y palacios
provocaron que el suelo se abriera y se los tragara literalmente.
«El lodo del Nilo está compuesto por cristales que, a su vez, contienen agua
dentro. Si se ejerce una presión muy grande sobre esta superficie, los
cristales se juntan y dejan escapar esa agua que, en una fracción de segundos,
es evacuada provocando que
la tierra pierda entre el 50 y 60% de su
volumen, por lo que todo lo que esté construido sobre este suelo se
viene abajo», indicó Goddio.

Los palacios y templos que han encontrado Goddio y sus submarinistas en las
oscuras y contaminadas aguas de la Bahía de Abukir son
los más grandes
que se construyeron nunca en Egipto. «Eran obras colosales. El peso de
estos edificios y el desplazamiento del agua hicieron que ciudades como
Heraclion, Canopo y el Portus Magnus de Alejandría se hundieran. La
monumentalidad de estas construcciones fueron la causa de su hundimiento»,
señaló el célebre arqueólogo francés.
En cuanto a otro de los mitos de estas ciudades, el fabuloso
Faro de Alejandría, y que el equipo de Goddio ha buscado sin descanso en estos
últimos 15 años, el arqueólogo francés ha llegado a la conclusión de que lo único que queda de esta construcción es el
mito. «Ya no buscamos el faro. Hemos parado las prospecciones
geofísicas, ya que los restos del faro no están bajo estas agua, ni en ningún
otro sitio», explicó. Goddio está convencido de que el legendario faro de más
de 150 metros de altura del que habla la historia, fue destruido en varias
ocasiones antes de que se cayera por última vez. «El faro que se cayó en el
siglo XIV no tiene nada que ver con el que veía la reina Cleopatra desde su
palacio».
Franck Goddio es una celebridad en el mundo de la arqueología. En 1984, casi
de la noche a la mañana este elegante caballero francés pasó de ser el asesor
de presidentes de gobierno a cuenta de la ONU, a convertirse en
el
Indiana Jones de la arqueología subacuática. Tras descubrir
importantes e históricos pecios en varios lugares del mundo, como el galeón San
Diego en aguas de Filipinas, en 1992, el Gobierno egipcio le encomendó la
misión de encontrar los restos de la ciudad sumergida de Alejandría. Desde
entonces, junto a un equipo de expertos buceadores, ingenieros y arqueólogos,
ha conseguido rescatar del fango del Nilo
más de 18.000 objetos,
algunos de ellos de incalculable valor.

«No se puede señalar a una de estas piezas como la más valiosa, ya que
todas
son muy importantes para la historia, el arte o la arqueología, como
la estatua de la reina Arsinoe II, que es una de las pieza artísticas más
importantes del mundo. También hemos encontrado una estela negra, intacta, en
la ciudad de Heraclion, que resuelve
un antiguo enigma de hace más de
2000 años y demuestra que las míticas ciudades de Tonis y Heraclion
eran la misma cosa: Tonis es el nombre en egipcio y Heraclion, en griego»,
indicó.