¿Cuántas
veces has visto una anémona buceando y has pasado de largo pensando “Bah,
solo otra anémona”? Seguro que si le hubieras dedicado un poquito de
atención, podrías haber descubierto algún animalillo escondido entre sus
tentáculos, como el cangrejo araña fantasma, o Inachus
phalangium por su nombre científico, del que vamos a hablar hoy.
Este curioso crustáceo de pequeñas dimensiones, apenas alcanza los 2 centímetros de diámetro en su caparazón y los 5 centímetros de envergadura total incluyendo sus 10 extremidades, se aprovecha de la inmunidad que le confiere su exoesqueleto frente a las toxinas de la anémona para protegerse de depredadores entre sus tentáculos, generalmente sargos, fredis o julias. Si consigue escapar de estos depredadores, su esperanza de vida suele ser de 1’5 a 2 años, y se puede encontrar en todo el Mediterráneo, en el Atlántico Oriental desde Noruega hasta las costas de Cabo Verde, entre profundidades de 0 a 25 metros.
Durante el día permanece al abrigo de la anémona, generalmente del tipo Anemonia sulcata o Anemonia viridis, y se fija a ella con un par de sus patas traseras, realizando tareas de mantenimiento en su anfitrión, como recogiendo restos de comida, recortando los tentáculos o eliminando el exceso de mucus de la anémona. Normalmente en una anémona de tamaño medio tan solo habita un cangrejo araña fantasma, y generalmente la hembra, ya que los machos van viajando de anémona en anémona buscando fertilizar el numero máximo de hembras posibles. Y es que las hembras son fértiles durante todo el año, aunque el boom demográfico se produce entre Mayo y Octubre.
Aparte de su tamaño y de esconderse en la anémona, el cangrejo fantasma aun se quiere ocultar un poco mas de miradas indiscretas y planta en su caparazón una colección de esponjas y algas para intentar permanecer aun mas en el anonimato. Normalmente estas tareas de jardinería las realiza al abrigo de la noche y en las cercanías de la anémona, y consiste en podar con cuidado pequeños brotes de esponjas y colocarlos en unas oquedades ubicadas en su caparazón, para que se fijen allí y puedan enraizar. También recoge algas, arena o pequeños restos orgánicos que va colocando en su caparazón, y que además de servirle de camuflaje, puede servir de alimento en casos de emergencia.
Como curiosidad comentar que el exoesqueleto solo le proporciona inmunidad a las toxinas de la anémona en su parte superior, por lo que siempre le encontraras de espaldas a la anémona… ahora bien, si no le encuentras en la parte inferior, puede que se encuentre en la parte superior.
Este curioso crustáceo de pequeñas dimensiones, apenas alcanza los 2 centímetros de diámetro en su caparazón y los 5 centímetros de envergadura total incluyendo sus 10 extremidades, se aprovecha de la inmunidad que le confiere su exoesqueleto frente a las toxinas de la anémona para protegerse de depredadores entre sus tentáculos, generalmente sargos, fredis o julias. Si consigue escapar de estos depredadores, su esperanza de vida suele ser de 1’5 a 2 años, y se puede encontrar en todo el Mediterráneo, en el Atlántico Oriental desde Noruega hasta las costas de Cabo Verde, entre profundidades de 0 a 25 metros.
Durante el día permanece al abrigo de la anémona, generalmente del tipo Anemonia sulcata o Anemonia viridis, y se fija a ella con un par de sus patas traseras, realizando tareas de mantenimiento en su anfitrión, como recogiendo restos de comida, recortando los tentáculos o eliminando el exceso de mucus de la anémona. Normalmente en una anémona de tamaño medio tan solo habita un cangrejo araña fantasma, y generalmente la hembra, ya que los machos van viajando de anémona en anémona buscando fertilizar el numero máximo de hembras posibles. Y es que las hembras son fértiles durante todo el año, aunque el boom demográfico se produce entre Mayo y Octubre.
Aparte de su tamaño y de esconderse en la anémona, el cangrejo fantasma aun se quiere ocultar un poco mas de miradas indiscretas y planta en su caparazón una colección de esponjas y algas para intentar permanecer aun mas en el anonimato. Normalmente estas tareas de jardinería las realiza al abrigo de la noche y en las cercanías de la anémona, y consiste en podar con cuidado pequeños brotes de esponjas y colocarlos en unas oquedades ubicadas en su caparazón, para que se fijen allí y puedan enraizar. También recoge algas, arena o pequeños restos orgánicos que va colocando en su caparazón, y que además de servirle de camuflaje, puede servir de alimento en casos de emergencia.
Como curiosidad comentar que el exoesqueleto solo le proporciona inmunidad a las toxinas de la anémona en su parte superior, por lo que siempre le encontraras de espaldas a la anémona… ahora bien, si no le encuentras en la parte inferior, puede que se encuentre en la parte superior.