Qué puede esperar el alumno de nosotros y qué podemos ofrecerle
Para saber cómo debe actuar un instructor de buceo podemos comenzar
reconociendo cómo no debe hacerlo. Porque, a veces, se cometen en mayor o menor medida errores por no tener claros algunos principios que parecían evidentes. Al analizar esas conductas buscaremos detrás de los errores los principios y de esta forma comenzaremos a orientar nuestra actividad.
De todos los posibles errores que podamos cometer vamos a seleccionar tres por su importancia y consecuencias.
El primer error es considerar que un instructor de buceo es una categoría superior de buceador. ¡Cuidado! son dos cosas distintas.
Algunos buceadores, deseosos de demostrar su cualificación como tales, acumulan títulos de buceo. Para este tipo de buceador obtener el título de instructor supone llegar a la cima de sus pretensiones.
Un instructor de buceo debe ser un buen buceador pero si se ha hecho instructor
de buceo es, aunque sobre decirlo, para enseñar a bucear. Por otro lado, se puede ser un buceador con extraordinarios conocimientos, técnica y experiencia y no es necesario para seguir incrementándolos que ese buceador se haga instructor de buceo.
Luego, tener el título de instructor de buceo no es análogo a ser un
“Súper buceador”.
El segundo error es que un instructor de buceo se crea, que por serlo, tiene una
categoría superior humana, social, o cultural a los alumnos. El que éstos todavía no tengan unos determinados conocimientos o destrezas es una situación pasajera (son novatillos se les califica a veces). No son por ello ni mejores ni peores que su instructor. Llegará el día en que tengan esos conocimientos y destrezas y ya no existirán diferencias entre ellos.
El instructor no tiene que sentirse superior a sus alumnos ni tratar de hacérselo
parecer. No debe hacerles sentir los “galones” ni aburrirles alardeando de su
experiencia. No es necesario demostrarles autoridad alguna, en todo caso con su
trabajo se ganará su reconocimiento y cierta autoridad moral.
Tampoco hay que ser paternalista con los alumnos; subestimarlos, pensar que no van a ser capaces y tratar de suprimir todas las dificultades que puedan encontrar en su aprendizaje porque, a lo mejor, lo que conseguimos es suprimir el aprendizaje.
El instructor debe ser un compañero del alumno y nadie mejor que nosotros los
buceadores para saber lo que significa ser compañero. El instructor es un compañero que camina un paso por delante del alumno llevándole de la mano por dos razones:
Porque conoce la dificultad con que se va a encontrar y, lo más importante, sabe cómo ayudarle para que la supere.
Y el tercer error es que el instructor se crea que tiene cualidades innatas para la
enseñanza del buceo y que no necesita aprender más. Sin embargo, la experiencia nos dice que: el instructor no nace, se hace.
Hay que aprender este trabajo como se aprende cualquier otro. A unos les costará más o menos que a otros pero a todos les va a costar. Quien crea que no hay que realizar ningún esfuerzo para hacer las cosas bien, se equivoca.
Saber de buceo no es lo mismo que enseñar a bucear. Igual que saber mucho de
matemáticas, medicina o literatura no garantiza que se sea un buen profesor de esas materias.
Incluso hacer las cosas bien una vez no es ninguna garantía, la próxima vez puede que fallemos. La solución está en prepararnos constantemente para hacer bien nuestro trabajo.
EN QUE CONSISTE HACER BIEN NUESTRO TRABAJO
Nuestro trabajo es la enseñanza; ser profesores y en este sentido el alumno esperará de nosotros:
1. Qué le presentemos el programa que vamos a seguir, tanto si es una clase
práctica como teórica y le expliquemos el objetivo de todas nuestras
actuaciones.
De esta manera, el alumno sabrá en todo momento en que punto se encuentra
del curso o de la clase y estará orientado.
2. Que la planificación que le anunciamos, tanto de las clases teóricas como de las prácticas se cumpla y la estructura de las clases sea siempre la misma. Nada se improvisa, todo responde a una preparación previa.
3. Que le dediquemos el tiempo suficiente a los contenidos que él cree
importantes, no haya prisas ni tiempos muertos. Las explicaciones giren
alrededor de los temas que están programados y las “batallitas” las dejamos
para otro momento. Es decir, que tenga la sensación de que se aprovecha el tiempo.
4. Que expliquemos los conceptos con claridad y sencillez utilizando todos los
ejemplos o imágenes que sean necesarios; ordenadamente, siguiendo un guión
que previamente hemos elaborado y que actualizamos poniendo nuestros
conocimientos al día.
No se trata de deslumbrar con nuestra “sabiduría” y “experiencia” sino todo lo
contrario: de hacer ver.
5. Que le animemos a que nos interrumpa con preguntas, se las contestemos si
sabemos las respuestas o, en caso contrario, nos comprometamos a buscarlas.
6. Que pongamos a su disposición en el momento oportuno los medios que
necesite para realizar su trabajo (manuales, fotocopias, bibliografía,
direcciones en la Web, etcétera).
7. Que utilicemos correctamente los medios audiovisuales para ilustrar, resaltar, centrar o subrayar lo que queremos trasmitir y no lo que nosotros necesitamos recordar.
En definitiva, que no les aburramos leyendo lo que pone en una diapositiva o
transparencia.
8. Que pongamos atención a cómo realiza los ejercicios teóricos o prácticos y se los corrijamos explicándoles que hace mal y cómo puede subsanarlo.
9. Que seamos justos y sinceros cuando le evaluemos y lo hagamos de forma que
no disminuya la confianza que tiene en sí mismo.
10. Que cuando le firmemos el título, tanto él como nosotros estemos
absolutamente convencidos de que va a poder ejercer las nuevas atribuciones
de buceador con suficiente seguridad.
PODEMOS TRASMITIR ADEMÁS
Además de nuestro interés porque aprendan y la ilusión con la que hacemos nuestro trabajo, podemos trasmitir: no sólo respaldando en público (diciendo las cosas) sino fundamentalmente (haciéndolas) siendo un ejemplo, conductas que promuevan:
1. La práctica del buceo entre los alumnos, animándoles para que continúen
realizando inmersiones y nuevas formas de aprendizaje.
2. La práctica de un buceo responsable para que se eviten riesgos innecesarios.
3. La práctica de un buceo sostenido fomentando el respeto y los cuidados por
todos los organismos que viven bajo las aguas.
4. La práctica de una vida sana porque, además de la práctica deportiva, los
hábitos que potencian la salud son una forma, no sólo de añadir años a la vida,
sino vida a los años.
LA SEGURIDAD DEL ALUMNO, NUESTRA RESPONSABILIDAD
La mantenemos:
1. Vigilando que los medios materiales y humanos, las instalaciones,
embarcaciones y lugares de inmersión sean seguros; cumplan la normativa
correspondiente de seguridad y estén en buenas condiciones.
2. Cumpliendo todas las normas de seguridad relacionadas con el desarrollo de los cursos de buceo.
3. Adelantándonos y tomando las medidas oportunas para evitar situaciones de
peligro inesperadas.
4. Permaneciendo en forma para responder en situaciones de emergencia con la
eficacia y contundencia precisas para proteger la vida de nuestros alumnos;
rescatándolos o administrando los primeros auxilios.
5. Poniendo en marcha los protocolos de emergencias y, si fuera necesario, los
planes de evacuación.
Y LA CALIDAD, TAMBIÉN
El instructor puede procurar que se den las condiciones que contribuyen a hacer
agradable el curso a los alumnos y que permiten a estos estimar su valor.
1. La seriedad en el cumplimiento de los horarios, en que no haya suspensiones
injustificadas de clases o actividades no sólo es una garantía para el buen
desarrollo del curso sino que, también, es una muestra de respeto por el
alumno y su tiempo. De acuerdo que él está haciendo el curso en su tiempo libre
pero ese tiempo para él también vale.
2. Cuidar que las aulas, las embarcaciones, instalaciones, etc. sean cómodas, así
como, que los equipos que utilice sean de su talla, estén en buen estado, etc.
puede que no sea de nuestra incumbencia en la empresa o club donde
trabajemos pero a la persona que ve reflejada en todo esto el alumno es a
nosotros. Si el entorno no es cómodo y agradable esa será una dificultad que
añadiremos a nuestro trabajo.
Para saber cómo debe actuar un instructor de buceo podemos comenzar
reconociendo cómo no debe hacerlo. Porque, a veces, se cometen en mayor o menor medida errores por no tener claros algunos principios que parecían evidentes. Al analizar esas conductas buscaremos detrás de los errores los principios y de esta forma comenzaremos a orientar nuestra actividad.
De todos los posibles errores que podamos cometer vamos a seleccionar tres por su importancia y consecuencias.
El primer error es considerar que un instructor de buceo es una categoría superior de buceador. ¡Cuidado! son dos cosas distintas.
Algunos buceadores, deseosos de demostrar su cualificación como tales, acumulan títulos de buceo. Para este tipo de buceador obtener el título de instructor supone llegar a la cima de sus pretensiones.
Un instructor de buceo debe ser un buen buceador pero si se ha hecho instructor
de buceo es, aunque sobre decirlo, para enseñar a bucear. Por otro lado, se puede ser un buceador con extraordinarios conocimientos, técnica y experiencia y no es necesario para seguir incrementándolos que ese buceador se haga instructor de buceo.
Luego, tener el título de instructor de buceo no es análogo a ser un
“Súper buceador”.
El segundo error es que un instructor de buceo se crea, que por serlo, tiene una
categoría superior humana, social, o cultural a los alumnos. El que éstos todavía no tengan unos determinados conocimientos o destrezas es una situación pasajera (son novatillos se les califica a veces). No son por ello ni mejores ni peores que su instructor. Llegará el día en que tengan esos conocimientos y destrezas y ya no existirán diferencias entre ellos.
El instructor no tiene que sentirse superior a sus alumnos ni tratar de hacérselo
parecer. No debe hacerles sentir los “galones” ni aburrirles alardeando de su
experiencia. No es necesario demostrarles autoridad alguna, en todo caso con su
trabajo se ganará su reconocimiento y cierta autoridad moral.
Tampoco hay que ser paternalista con los alumnos; subestimarlos, pensar que no van a ser capaces y tratar de suprimir todas las dificultades que puedan encontrar en su aprendizaje porque, a lo mejor, lo que conseguimos es suprimir el aprendizaje.
El instructor debe ser un compañero del alumno y nadie mejor que nosotros los
buceadores para saber lo que significa ser compañero. El instructor es un compañero que camina un paso por delante del alumno llevándole de la mano por dos razones:
Porque conoce la dificultad con que se va a encontrar y, lo más importante, sabe cómo ayudarle para que la supere.
Y el tercer error es que el instructor se crea que tiene cualidades innatas para la
enseñanza del buceo y que no necesita aprender más. Sin embargo, la experiencia nos dice que: el instructor no nace, se hace.
Hay que aprender este trabajo como se aprende cualquier otro. A unos les costará más o menos que a otros pero a todos les va a costar. Quien crea que no hay que realizar ningún esfuerzo para hacer las cosas bien, se equivoca.
Saber de buceo no es lo mismo que enseñar a bucear. Igual que saber mucho de
matemáticas, medicina o literatura no garantiza que se sea un buen profesor de esas materias.
Incluso hacer las cosas bien una vez no es ninguna garantía, la próxima vez puede que fallemos. La solución está en prepararnos constantemente para hacer bien nuestro trabajo.
EN QUE CONSISTE HACER BIEN NUESTRO TRABAJO
Nuestro trabajo es la enseñanza; ser profesores y en este sentido el alumno esperará de nosotros:
1. Qué le presentemos el programa que vamos a seguir, tanto si es una clase
práctica como teórica y le expliquemos el objetivo de todas nuestras
actuaciones.
De esta manera, el alumno sabrá en todo momento en que punto se encuentra
del curso o de la clase y estará orientado.
2. Que la planificación que le anunciamos, tanto de las clases teóricas como de las prácticas se cumpla y la estructura de las clases sea siempre la misma. Nada se improvisa, todo responde a una preparación previa.
3. Que le dediquemos el tiempo suficiente a los contenidos que él cree
importantes, no haya prisas ni tiempos muertos. Las explicaciones giren
alrededor de los temas que están programados y las “batallitas” las dejamos
para otro momento. Es decir, que tenga la sensación de que se aprovecha el tiempo.
4. Que expliquemos los conceptos con claridad y sencillez utilizando todos los
ejemplos o imágenes que sean necesarios; ordenadamente, siguiendo un guión
que previamente hemos elaborado y que actualizamos poniendo nuestros
conocimientos al día.
No se trata de deslumbrar con nuestra “sabiduría” y “experiencia” sino todo lo
contrario: de hacer ver.
5. Que le animemos a que nos interrumpa con preguntas, se las contestemos si
sabemos las respuestas o, en caso contrario, nos comprometamos a buscarlas.
6. Que pongamos a su disposición en el momento oportuno los medios que
necesite para realizar su trabajo (manuales, fotocopias, bibliografía,
direcciones en la Web, etcétera).
7. Que utilicemos correctamente los medios audiovisuales para ilustrar, resaltar, centrar o subrayar lo que queremos trasmitir y no lo que nosotros necesitamos recordar.
En definitiva, que no les aburramos leyendo lo que pone en una diapositiva o
transparencia.
8. Que pongamos atención a cómo realiza los ejercicios teóricos o prácticos y se los corrijamos explicándoles que hace mal y cómo puede subsanarlo.
9. Que seamos justos y sinceros cuando le evaluemos y lo hagamos de forma que
no disminuya la confianza que tiene en sí mismo.
10. Que cuando le firmemos el título, tanto él como nosotros estemos
absolutamente convencidos de que va a poder ejercer las nuevas atribuciones
de buceador con suficiente seguridad.
PODEMOS TRASMITIR ADEMÁS
Además de nuestro interés porque aprendan y la ilusión con la que hacemos nuestro trabajo, podemos trasmitir: no sólo respaldando en público (diciendo las cosas) sino fundamentalmente (haciéndolas) siendo un ejemplo, conductas que promuevan:
1. La práctica del buceo entre los alumnos, animándoles para que continúen
realizando inmersiones y nuevas formas de aprendizaje.
2. La práctica de un buceo responsable para que se eviten riesgos innecesarios.
3. La práctica de un buceo sostenido fomentando el respeto y los cuidados por
todos los organismos que viven bajo las aguas.
4. La práctica de una vida sana porque, además de la práctica deportiva, los
hábitos que potencian la salud son una forma, no sólo de añadir años a la vida,
sino vida a los años.
LA SEGURIDAD DEL ALUMNO, NUESTRA RESPONSABILIDAD
La mantenemos:
1. Vigilando que los medios materiales y humanos, las instalaciones,
embarcaciones y lugares de inmersión sean seguros; cumplan la normativa
correspondiente de seguridad y estén en buenas condiciones.
2. Cumpliendo todas las normas de seguridad relacionadas con el desarrollo de los cursos de buceo.
3. Adelantándonos y tomando las medidas oportunas para evitar situaciones de
peligro inesperadas.
4. Permaneciendo en forma para responder en situaciones de emergencia con la
eficacia y contundencia precisas para proteger la vida de nuestros alumnos;
rescatándolos o administrando los primeros auxilios.
5. Poniendo en marcha los protocolos de emergencias y, si fuera necesario, los
planes de evacuación.
Y LA CALIDAD, TAMBIÉN
El instructor puede procurar que se den las condiciones que contribuyen a hacer
agradable el curso a los alumnos y que permiten a estos estimar su valor.
1. La seriedad en el cumplimiento de los horarios, en que no haya suspensiones
injustificadas de clases o actividades no sólo es una garantía para el buen
desarrollo del curso sino que, también, es una muestra de respeto por el
alumno y su tiempo. De acuerdo que él está haciendo el curso en su tiempo libre
pero ese tiempo para él también vale.
2. Cuidar que las aulas, las embarcaciones, instalaciones, etc. sean cómodas, así
como, que los equipos que utilice sean de su talla, estén en buen estado, etc.
puede que no sea de nuestra incumbencia en la empresa o club donde
trabajemos pero a la persona que ve reflejada en todo esto el alumno es a
nosotros. Si el entorno no es cómodo y agradable esa será una dificultad que
añadiremos a nuestro trabajo.
LOS OBJETIVOS DE NUESTRA FORMACIÓN Y RECICLAJE
Cumplir estos 21 puntos no es difícil solo hay que querer y poder hacerlo. Lo
primero es sencillo: es tomar una decisión. Lo segundo puede ser también sencillo si nos formamos convenientemente.
La formación que se inicia con el Nivel 2 del curso de Técnico Deportivo en Buceo tiene como objetivo, precisamente, conseguir la capacitación para cumplir esos 21 puntos.
Pero hay que recordar como dijimos al principio que la formación debe ser
continua. Así que, obtener ese título sólo es el principio, igual que cuando todos los Instructores anteriores obtuvieron el suyo. En ese momento comienza un nuevo camino de actualizaciones, reciclajes y puestas al día siempre teniendo como meta poder cumplir esos 21 puntos. Y por eso a ninguno de nosotros se nos pueden olvidar.
Cumplir estos 21 puntos no es difícil solo hay que querer y poder hacerlo. Lo
primero es sencillo: es tomar una decisión. Lo segundo puede ser también sencillo si nos formamos convenientemente.
La formación que se inicia con el Nivel 2 del curso de Técnico Deportivo en Buceo tiene como objetivo, precisamente, conseguir la capacitación para cumplir esos 21 puntos.
Pero hay que recordar como dijimos al principio que la formación debe ser
continua. Así que, obtener ese título sólo es el principio, igual que cuando todos los Instructores anteriores obtuvieron el suyo. En ese momento comienza un nuevo camino de actualizaciones, reciclajes y puestas al día siempre teniendo como meta poder cumplir esos 21 puntos. Y por eso a ninguno de nosotros se nos pueden olvidar.